Carlos Pérez, uno de los sospechosos por la desaparición de Loan Peña, volvió a hablar desde la cárcel y reveló un dato que podría alterar por completo el rumbo de la investigación. A más de un año y medio de la desaparición del niño correntino, cada nueva declaración reabre hipótesis, suma desmentidas y expone las profundas contradicciones que atraviesan el expediente.

En esta ocasión, Pérez decidió romper el silencio para negar contundentemente la teoría del accidente, una línea que había vuelto a tomar fuerza en los últimos días impulsada por la defensa del excomisario Walter Maciel. Según esta versión, Loan habría sido atropellado de manera involuntaria, una hipótesis que ya había generado fuertes tensiones cuando fue mencionada meses atrás.

Pero Pérez fue directo y categórico. En un audio difundido por el periodista Alejandro Pueblas, afirmó: “Nos fuimos a 24 km/h. Es imposible. Aparte nos vieron Laudelina, José y Catalina”, descartando así cualquier posibilidad de que él y su esposa, Victoria Caillava, hubieran protagonizado un siniestro vial relacionado con el niño. Su mensaje no solo fue un rechazo a la teoría, sino también un reproche hacia quienes volvieron a instalarla: “No tengo idea por qué dijeron eso. No lo sé”, expresó con evidente molestia.

Esta declaración aporta un nuevo elemento a un caso que ya se caracteriza por la falta de certezas. La teoría del accidente había resurgido tras el testimonio de Laudelina, quien aseguró que Loan podría haber sido atropellado. Sin embargo, esa versión fue puesta bajo la lupa por las inconsistencias previas de la testigo y por la presión social que rodea a la causa.

Mientras tanto, la Justicia continúa revisando minuciosamente cada detalle. El expediente se encuentra en una etapa sensible, donde las versiones se superponen, los testimonios cambian y ningún relato logra imponerse con claridad. En este contexto, las palabras de Pérez no pasan desapercibidas: vuelven a tensionar el escenario y obligan a los investigadores a evaluar nuevamente el peso y la credibilidad de cada declaración.

Lo cierto es que la desaparición de Loan Peña sigue siendo uno de los casos más enigmáticos y dolorosos del país, con una comunidad que exige respuestas y una familia que no baja los brazos. Cada intervención de los detenidos adquiere una dimensión inesperada, capaz de reconfigurar las líneas de investigación en cuestión de horas.

Por ahora, lo dicho por Carlos Pérez suma incertidumbre a un expediente ya complejo y expone una vez más que, en el caso Loan, nada está cerrado y todo está en revisión. La búsqueda de la verdad continúa, pero la resolución parece cada vez más lejana.